Del día raro.


Después de todo
del día, raro y oscuro, como la noche
en la que te duermes y despiertas, a deshora, sin saber dónde.
Sin saber qué
puede pasar.

Abstraigo lo que queda de ti
en tu mirada, perdida, ausente.
Te miro, para que me mires
y en tus ojos niebla
en la que no te encuentro.
Y tú no encuentras, más
que nada.

Los huesos marcados en la cara.
Y el habla
sometido
tarda en llegar repuesta a tu boca.

No eras tú. El de hoy no eras tú.
Tú te habías ido. Y aquel
no era más que tu sombra.


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