Sigo girando sola, Luna oscura
escondiendo de mí misma la cara oculta sombra y frío inhabitable.
Tristeza de lo errante que una vez perdió su órbita.
Polvo inerte, muerto de tiempo y abandono, de aire viciado que agoniza la noche.
Hueco entre la roca que cae al fondo abismo ciego y sordo al final que nadie escucha.
Aridez gris y apática, olvidada de espacio que no entiende qué hace aquí
ni si allí es ayer o mañana, silencio sin dónde hacia no es ningún lugar.
Ajada de vueltas y años, curvas imperfectas, salidas a la superficie y cuevas
que se vuelven a excavar escondites para cuando duele el alma
para cuando agotada vida sólo me queda la cara oculta.
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