Huele a verano la noche
a calle y aire libre que sopla brisa fresca
y busca refugio bajo tu brazo
calor y un sitio tranquilo.
Tu nariz rozando mi cuello
como un gato, con los ojos cerrados.
Con esos que me miran y me derriten
los inviernos y me quiebran
la respiración.
Tus manos, como las mías palpan
casi a tientas
lo que nos queda por saber del otro.
Como un temblor me invades
cristal haces mi piel.
Aprieta, un poco más, me da igual
romperme
me da igual que hagas trizas de mí
rómpete conmigo, déjame entrar
en ese lugar triste en el que a veces
te pierdes.
Déjame tocarte suave
enseñarte que juntos no hay prisa
déjame morderte la nuca
y muérdeme
si te chillo y luego bésame
agárrame
para que no me vaya.
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