Siempre entrego demasiado
porque no me guardo nada para mí.
Amor es darse, es pensar en el otro
antes incluso que en ti.
No es obligación sino regalar.
Tiempo compartido que al final
es vida. Que también termina
y es muerte.
Te puedo dar la verdad que aún
no me han quitado de la boca
las lágrimas de anoche
dobladas en la sábana.
Te puedo dar los besos que ahora
sólo te miran, ojos que esperan.
La valentía que resiste
cuando la cera se derrite y caes.
Mi aire, si tú no tienes
mi luz cuando la tengo y la sombra
que me recoso si escapa.
Te puedo dar todo lo que te he pensado
cuando me mires y me veas por dentro.
Todo lo que se me olvida aunque no quiera.
Puedo darte caos, que de eso me sobra.
O calma, si la encuentro contigo.
Un orden que no hayas visto
cambiante...
Me puedo dar toda
y darte lo que tú me des.
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