Solía escribir un diario.
Anotando lo bueno y lo malo
de cada día, justo antes
de irme a dormir.
Haciendo balance,
poniendo en orden
mis ideas. Apaciguándome.
Preparándome para el sueño.
Solía tener tiempo de sobra.
Tiempo para mí, para mi
soledad...
y para la gente que quiero.
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