A veces me paro, y veo cómo pasa el tiempo.
Rápido. Los años.
Aún recuerdo las tardes en el parque con mis amigas.
Sentadas en un banco.
Llendo al puzzle a comprar mierdas de chocolate, pipas y cocacola.
Haciendo malabares.
Y en la sala de máquinas, en la entrada.
Jugando a los discos.
O un menos uno en la cancha del instituto.
O al volei.
Tardes de lluvia refugiadas en mi habitación de casa de mi abuela.
Jugando al trivial, escuchando musica, viendo a Gasparetto
presentado por Jiménez del Oso...
Bromeando, riendo y charlando.
Y un Piunch amarillo con un beso entre el laurel.
Y la primera vez que un chico me metió mano, tendría yo quince.
Recuerdo mi año de primero de humanidades, solo iba a literatura,
Filosofía e Historia y poco, sino recuerdo mal.
Después vino el artístico, y me gustó más, Dibujo artístico,
Imágen, Volumen, Historia del Arte, Filosofía también
¡Se me daba bien! Se me atravesaron Hume y Kant.
Pero aquella hora en esa buardilla, con los tragaluces, los caballetes,
el rollo inacabable para bocetos, el yeso...blanco.
Las telas, los Ingress, ir a comprar carboncillos en el recreo.
Los soportales.
Los churros con mucho azúcar.
En aquella época me dió por hacerme rastas.
Mis rizos nunca han vuelto a ser lo mismo.
Esos dos años levantándome a las seis para coger el bus
de las siete que te dejba en Lazurtegui a las ocho menos cuarto.
En pleno Diciembre.
Y tener que subir la cuesta hasta la zona alta y el Gil...
Llegué a cogerle gusto, caminar por la maana con el mp3, con mi música.
Llegar arriba y entrar en la cafetería de al lado,
pedirme un café con leche con dos azucarillos y un croisant o napolitana.
Esperar a Viri, fumar un piti y empujar la pesada puerta de la entrada...
A las dos y veinte al bus de los de Almázcara y para Bembi otra vez.
De deberes para mañana tres acuarelas en colores fríos, un cómic de tres viñetas
y dos láminas de técnico...
En segundo de bachillerato, con dieciocho años ya,
conocí en amor por primera vez.Y sí, me enamoré.
Y en Valladolid que me planté y para allá que fui
a matricularme en Filosofía.
En primero me dieron una beca, que me fundí. Al final del curso me quedaban cuatro perras. Fue un buen año, y el siguiente medio que también.
El resto de la historia, la he ido escribiendo y ya os la sabreis.
Hoy sigo escribiendo, escribo mis recuerdos, así no se me olvidan.
Hoy sigo escribiendo, para no dejarme nada, para saber cómo está mi yo interno.
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hiciste bien en fundirte la beca, aunque ahora toque poner copas.
ResponderEliminarserás algo más, no temas
P.D últimamente me gusta mucho como escribes, suena menos a rap, hay más ternura, angustia y esperanza