Me protejo, del miedo
de querer más de lo que me quieren
de la entrega de ese pedazo de mí
que sigue siendo puro y niña.
Que sigue siendo sin memoria
del daño. Brillo en los ojos que te mira
como la mañana que despierta
al Sol y trina alegre el encuentro
de tus alas. Mis plumas mojadas
secas, soplas para que alce en vuelo.
Y mi amor, quemado
en llamas del abandono, renace
como nunca en tus manos, mi nido
quiero quedarme siempre.
Cierro los ojos en tu caricia, respiro
profundo, me vacío. Y me lleno
de ti, en ti bebo fuente de agua limpia, manas
la vida que mi alma imaginaba
futuro tu tacto, tu voz
los besos que me das que te doy, los mismos
verdad, entre un mundo falso.
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