Noviembre del 16.
El dolor se anuda a mi espalda,
como las horas bajo mis pies.
Como las noches que vuelvo
y no duermo.
Como las mañanas que no vivo.
Como lo que no llego a abarcar.
Y nunca cesa.
Se acuesta, duerme y se levanta
conmigo.
Vuelven a ser las noches madrugadas
pero distintas.
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