Qué o Quién.


Recuerdo un profesor que me dijo una frase que rezaba algo así:
" Uno puede decidir quién quiere ser cada mañana". 

(Sigo recordando a aquel profesor, recuerdo incluso su nombre, y el de tantos otros.
Los recuerdo con cariño, con el mismo que me ofrecieron sus saberes y su ayuda, cuando vieron que la precisaba. Lo siento, me enredo entre la melancolía y el sentimiento de quizá no habérselo agradecido lo bastante. Algún otro hubo sin vocación, eso tampoco lo niego. Vocación. Esa es la palabra.)

Las montañas verdes y pardas
hacen que a su alrededor
todo parezca más pequeño
efímero.

Lo importante cambia.
Lo importante no es qué
hacer en la vida.

Sino quién quieres ser en ella.
Lo importante es Ser quien eres.





Mil navíos.



Soy como un mar
intranquilo e inquieto.

Me dejo mecer
por el viento y su soplo.

Llevo a lomos mil navíos
que quisieron surcar sus sueños.
Que quisieron ser sus propios dueños.

Pero "La Mar", como la vida
sólo es un camino, incierto
que nada asegura
(Y que sólo permite atrevernos
a zarpar.)

Un rumbo, no es rumbo
sin un destino.



Sentido.



Apenas encuentro ya el sentido
de esta existencia.
me he transformado en incertidumbre
desasosiego, en un qué será
de mi vida.
Brújula sin rumbo.


Me he vuelto 
a despertar y a los quince minutos
he empezado a llorar.
Mi novio dice que anoche gritaba.
Sé que en mi sueño hay pesadillas
que luego no recuerdo.



Momentos que no estoy.



Hay momentos que no estoy
otras veces que son días.
La luz va menguando
y corro tras ella antes
de que se apague.

Después una Nada
como la de "La historia interminable".
Algo insalvable sin Luz.





Sentirse mejor.



Hay veces que las personas
necesitan descansar
hasta de sí mismas.

Hay veces que necesitamos
sentirnos mejor
para poder dar Amor.



Sé que me queda aún
casi
la vida entera
pero me nubla la niebla
y no consigo ver más allá.






De papel.



Siempre le digo al papel
las palabras
que de mi boca
no alcanzar a salir.

Como un susurro
que grita libre
en la inmensidad
de la selva virgen
que es el Alma.


Lagunas.



Llueve en este invierno mío
del que ya no puedo salir.

La densidad gris de las nubes
se me cuela en los pulmones
y el tic-tac de las gotas
cayendo, como segundos perdidos
atrapados
doloridos entre las vértebras
vacíos.

Vacíos, lagunas de decepción
en la bondad humana.

Me he ido, ya no estoy aquí.
Me he llevado lo que quedaba de mí
conmigo.
Y espero poder encontrarme.


Fénix sin vuelo.



Sé que hay cosas
que ya no lograré.

Huye el tiempo.

Y los sueños que escapan
en cada luna.
Como un fénix
al amanecer, vuelven
y me destapan al día a día.

(Recuerdo lo que dicen los viejos:
"No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy")

Y la cuestión es:
Y si no puedo nunca, hacer lo que de verdad quiero.
¿Y si no lo encuentro?

Y si la Luna no está hecha para mis sueños.
Si mi fénix perdió su vuelo
y ya no sabe volver.
O la fuerza
la llama.

El brillo en mis ojos
es el reflejo del Sol, cuando sale
me mira, sincero, a la cara
y me seca
la frustración
anquilosada ya
en los huesos.



Se vende.



Nos venden basura
envuelta en papel de regalo
una vida perfecta de reality show
un entreténte.
Un no pienses.

Nos venden estabilidad
fueron felices y comieron perdices
créditos a medida
y chalets adosados.

Nos venden todo
y cada vez hay menos
menos personas, menos vida.


Ante el paso.


Se tiran los sueños por la ventana
se lanzan, frustrados
a la vida que han de llevar
ante el paso del tiempo
y la presión de los años
que nos esperan al final
consumidos.

Es la vida, lo que mantiene
vivo el sueño.
Y hay vidas, que no son vida.
Hay sueños consumidos
que ya no sueñan
que ya no viven
que yacen
                como la nada.



Noviembre del 16.


El dolor se anuda a mi espalda,
como las horas bajo mis pies.

Como las noches que vuelvo
y no duermo.
Como las mañanas que no vivo.
Como lo que no llego a abarcar.

Y nunca cesa.
Se acuesta, duerme y se levanta
conmigo.

Vuelven a ser las noches madrugadas
pero distintas.