Ya estaba dentro.
No abrí la puerta.
La soledad ya estaba dentro
en las grietas de lo que rompe el tiempo.
La muesca del primer golpe.
El miedo, el dolor, el fallo
emanan bajo mi cama.
Extienden sus manos y me agarran los pies.
La cortina está echada. Hoy no hay luna.
Demasiado silencio.
Demasiada lluvia.
Temas:
escritos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
me gusta.....
ResponderEliminarPeso lapidario el del pensamiento de la soledad
ResponderEliminar