Desperté mirándome los pies.
Desperté mirándome los pies
con el frío de la calle.
Desperté y era yo.
Congelándome por fumar un cigarro.
En la puerta
de una soledad hueca.
De fondo una armónica
soplada por el viento
entre las casas
entre los árboles y las calles vacías.
Humo y vaho se posaban
sobre los tejados brillantes
de melancolía e invierno.
Y antes de que se posaran sobre mí
descapullé el cigarro
cayó la brasa
al suelo, sopló el viento
se apagó y entré.
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