Odio esta soledad, os lo aseguro, la odio.
La odian mis entrañas, con todas sus fuerzas.
La odia mi mirada, cuando se siente inundada.
La odia mi estómago, cada vez que hace un nudo con él.
La odian mis manos, por el temblor que les provoca.
Mi reflejo, cada vez que se ve en el espejo, también la odia.
Te odio Soledad, te lo aseguro, te odio.
Te odio, haces que sólo me sienta a mí misma.
Y es lo mismo que el vacío.
La paradoja de la globalización de China
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*Por* *Richard Baldwin *
* Profesor de Economía Internacional **en el I**nstituto de Altos
Estudios de Ginebra y Director del Centro de Investi...
Hace 42 minutos

Que buen final!
ResponderEliminarMe gusta la gente que odia por escrito.
Un saludo