Llévatelos.


La luz amarilla de la tarde
habla de tú a tú a mis párpados cerrados.
Le suelto mis lastres
llévatelos.
Déjame sólo tu calor débil
sol de tarde invierno.
Déjame
recordar sólo eso
mañana, cuando ya sea hoy
cuando me haya levantado, fría y sin alma en los ojos
en las manos, tristes
en mi boca
muerta.



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