Prohíbeme.


Ponle dos rombos a mis maneras
a mis conversaciones.

Censura cómo vivo.

Lo que hago o dejo de hacer. La hora a la que me levanto.
Ponle toque de queda a la luz
encendida en mi cuarto.

Métete en mi vida, dime que no la apruebas.
Indígnate, porque te escandalizo.
Porque me salgo de tus esquemas, de lo que te contaron en la iglesia y en la tele.

Siéntete arcáico.

Cuando te diga que pienso seguir así.
Cuando te diga que cierres la puerta y aprendas a llamar.
Cuando te encuentres con un pestillo al otro lado.

Y dentro suenen Los Troggs. Y yo, esa cosa salvaje
indiferente
no te oiga
decir que no son horas
de ser felíz, porque tú ya no lo eres.

Me han vuelto a crecer las alas y no caben en esta habitación.

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