Narrada como se narran las cosas que no mueren, la firmaba César Gavela.
Una historia que quizá llegaba en un momento en el que necesitaba recuperar la esperanza. La esperanza de que mi faceta de escritora pudiera sobrevivir en Bembibre.Y lo consiguió.
Y al final supe, como sus protagonistas ya saben al principio, que "el olvido será mi inamovible destino, y no por eso dejaré de abrazarlo". Quiero agradecer al autor de esta historia sus palabras llenas, y el cariño del que las colmó. Y para concluir he de aclarar que esta historia, es un relato, y que como relato, ficción es. No existió, este Grupo del Boeza, sino en la imaginación de su autor. Aunque "tal vez merecieron vivir".
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