Ya no me quedan palabras
para contarte cómo me siento.
Las sílabas resbalan por mis mejillas
huyendo de un barco que se hunde, sin orden.
Un manojo de cuerdas en el estómago
que se atan a mis vísceras y que no puedo vomitar.
Como el gato sacando de sí la bola de sus pelos.
Ya no me quedan palabras.
Sólo letras enredadas en pensamientos
que se piensan a sí mismos
una y otra vez.
Ya no me queda corazón
la fruta dulce murió a picotazos.
Un paso adelante y otro atrás
-
Por Rafael Poch-de-Feliu
*Fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de
varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusi...
Hace 6 minutos
No hay comentarios:
Publicar un comentario