Ya no me quedan palabras
para contarte cómo me siento.
Las sílabas resbalan por mis mejillas
huyendo de un barco que se hunde, sin orden.
Un manojo de cuerdas en el estómago
que se atan a mis vísceras y que no puedo vomitar.
Como el gato sacando de sí la bola de sus pelos.
Ya no me quedan palabras.
Sólo letras enredadas en pensamientos
que se piensan a sí mismos
una y otra vez.
Ya no me queda corazón
la fruta dulce murió a picotazos.
HOMBRE DE MIMBRE EN VALLADOLID
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Este miércoles, 22 de octubre, estaré en la Librería Maxtor - La Sombra de
Caín a las 19.30 horas presentando y leyendo poemas de *Hombre de mimbre*,
con...
Hace 3 horas