¡Matemos a Peter Pan!
Hagámoslo.
Que no quede nada
de él.
Ni siquiera su sombra.
Hagamos que desaparezca.
Nunca Jamás...
Nunca, jamás, ha existido.
Y la niña perdida
tiene que crecer.
Ya no puede
dedicarse a contar cuentos.
Hagámoslo, matemos
a Peter Pan.
La niña perdida tiene
que crecer.
Nunca Jamás...
Nunca
jamás
ha existido.
Y lo único
que queda
es la realidad...
A la que la niña
perdida
tiene que volver.
Un paso adelante y otro atrás
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Por Rafael Poch-de-Feliu
*Fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de
varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusi...
Hace 4 minutos
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