COMENTARIO / RESUMEN:
IDENTIDAD Y VIOLENCIA (LA ILUSIÓN DEL DESTINO) AMARTYA SEN.
Comienza con la idea del concepto de “identidad”, que como casi todos los conceptos, no es visto con único sentido en la sociedad mundial. Según Sen, el sentido de identidad puede ser positivo, es decir, fuente de orgullo, alegría, fuerza y confianza; por lo que suele recibir una admiración amplia y generalizada en diversos ámbitos: desde amar al prójimo hasta teorías del capital social y la autodefinición comunitaria. O bien negativo, pues la identidad también puede matar.
Sentir que perteneces a una categoría social llevada al extremo puede conllevar una percepción de distancia y de divergencia respecto de otros grupos. E incluso llegar a transformar al sujeto. En palabras del autor: “la violencia se fomenta mediante la imposición de identidades singulares y beligerantes en gente crédula”.
Así mismo, también nos dice que concentrarnos en identidades particulares puede fomentar nuestros lazos y conseguir hacer muchas cosas por lo demás. Y, por otro lado, hacer que seamos más egocéntricos, estando sumergidos en nuestras vidas sin mirar lo que hay alrededor.
El tema del capital social, profundizado por Robert Putman, expresa que dentro de una comunidad social, si te identificas con los demás, probablemente la vida de todos sea mejor dentro de esa comunidad, pues el sentido de pertenencia a una comunidad es considerado un recurso, como el capital. Y puede excluir a mucha gente mientras acepta sin contemplaciones a otra.
Curiosamente, las identidades dicotomizadas socialmente y gracias a sus “líderes” que descomponen los conceptos de libertad y democracia en la mente de sus soldados, recurren a métodos antidemocráticos y contrarios a los derechos humanos, que deberían (en teoría y en práctica) ser universales, por una concepción totalmente errónea:”SON UNA RAZA DISTINTA DE LA NUESTRA”
•SON=Ellos=Excluyente.
•RAZA=Término a veces despectivo en la historia mundial.
•DISTINTA=Diferente, no igual.
•NUESTRA=De nosotros->Afianza lazos internos.
Cuando realmente, no tienen en cuenta que la verdad única es que todos pertenecemos a la RAZA HUMANA. Sen se pregunta por un remedio contra la identidad, pero también tiene en cuenta que la identidad en sí no es buena ni mala, lo único a lo que podemos atribuir estos términos a es a la manera en que usamos la identidad. Llega a la conclusión de que debemos desafiarla con identidades competidoras, es decir, la elección de nuestras identidades.
Es complicado, cuando desde el mundo intelectual (supuestamente más avanzado) se respalda la identidad como por ejemplo lo hacen los comunitaristas cuando dicen que la identidad de comunidad es cuestión de autorrealización, dejando la elección a un lado (como si no pudiéramos elegir y todo viniese ya predeterminado), y casi dirían innata, pues para ellos “no hay necesidad de que la voluntad humana participe”. Rutinariamente pertenecemos a muchos grupos sociales y con ellos vamos formando nuestra propia identidad, no es una sola en especial, sino la mezcla de todas ellas. No debemos permitir que una sola de las categorías sea la única que nos defina.
Tenemos libertad para priorizar nuestras lealtades a las diferentes categorías/grupos sociales a los que queremos pertenecer, y esa libertad es lo más importante (una vez un profesor que tuve me dijo que todos los días podemos decidir quiénes somos con nuestras acciones). Pero no todo es tan bonito, la libertad también tiene restricciones que la coaccionan. Aún siendo así podemos elegir dentro de esas restricciones, debemos decidir qué importancia adjudicamos a una identidad respecto de las demás a las que podemos pertenecer.
Según Sen, más difícil que saber quién queremos ser, es hacerles saber a los demás quiénes somos. Sinceramente no estoy convencida de que eso sea importante, creo que los demás te verán como quieran verte y que sólo la conversación de tu a tu, y el tiempo, pueden demostrar cómo creen los demás que eres y cómo crees tú que son los demás. Así que, lo único que puedes hacer es esperar que los demás confíen en ti el tiempo suficiente para poder demostrarles cómo eres. Lo malo esque en este mundo tan masificado en el que parece que todos tienen prisa, a menudo no se le dedica demasiado tiempo a conocer a los demás y ni tan siquiera a ti mismo. Algunos jóvenes, adoptan una u otra identidad y la llevan al límite, por ejemplo, identidades que no conocen realmente, identidades ligadas a sucesos históricos y políticos que no han vivido y que se creen con derecho a hacer perdurar. Tal vez sea la edad, la incultura, la inocencia, el ambiente…realmente no lo sé. Amartya dice que atribuir determinadas características a un grupo específico puede acabar con su persecución y muerte. Lo que nos lleva a tener en cuenta la importancia una vez más, de la elección y el razonamiento en la reflexión de la identidad.
Suponer que las elecciones no son posibles implica la aceptación acrítica de la conducta conformista que protege a las viejas costumbres y prácticas del examen inteligente. Muchas de éstas prácticas aún sobreviven, como la discriminación sexista o la racial, por esquemas anticuados no sometidos a crítica racional.
Nos queda la esperanza de que la racionalidad y el sentido común, alejados de los esquemas tradicionales, hagan desaparecer estas atrocidades. Amartya tiene fe en ello, nos remite a 1874 cuando Stuart Mill publicó “el sometimiento de las mujeres”, que en aquel momento se consideró como prueba final de su excentricidad y que hoy tenemos claro que ese sometimiento existió y aún existe.
Otra polémica supone la tesis del “choque de civilizaciones” de Huntington que depende únicamente de una sola categorización y su poder, a la que incorpora también las diferencias religiosas. Hay muchas otras categorías a las que uno puede pertenecer y la religión no tiene porqué ser una de ellas, si bien a lo largo de la historia del ser humano ha tenido relevancia, hoy (como siempre) somos algo más que una u otra fe y si nos dedicamos a dar importancia a la religión como elemento disgregador, lo único que conseguiremos será darle importancia a algo que no la tiene a nivel político. No somos “un conjunto de casilleros rígidos”. Y mucho menos podemos considerarnos de una civilización u otra, pues en realidad las civilizaciones no serían tales sin el paso del hombre por el mundo. Parece que nos empeñamos en crear fronteras y muros que no hacen otra cosa salvo coartar la libertad del ciudadano del mundo.
Es curioso como el punto de partida parece ser el mismo tanto para los “diálogos entre civilizaciones”, como para las tesis de un choque de ellas, y ese, es que hay una división que debería ser “univisión”, es decir, pensar el mundo como una sola civilización humana o como un conjunto de ciudadanos cosmopolitas.
Cada persona se ve a sí misma de diferentes modos. Y los demás tendemos a encasillarlas, a encarcelarlas en una sola identidad, fomentando así las partes diferentes o comunes entre nosotros. Ese fomento puede llevarnos odiar o amar a los demás, basándonos en un prejuicio sobre el que construimos toda una personalidad. Atribuimos a la historia compartida un sentido de filiación, como si el haber vivido en las mismas circunstancias o tiempos nos uniera a aquellos que los han compartido y separaran de los demás. Esas mismas circunstancias a veces (como en Ortega) tienen un carácter de coacción, que no dejan al individuo SER libremente.
No hay que dejarse caer en los reduccionismos ni “indiferencia hacia la identidad” ni “filiación singular” claro que tenemos nuestras lealtades, pero también somos seres racionales con capacidad de crítica y elección. A mi parecer el ser humano es sedentario en sus costumbres pero no está restringido por ellas, sino que puede “nomadizárse” en cualquier momento, dejando de lado sus ataduras y liberando su mente para convertirse en un narrador omniscientemente viajero y valeroso vagar por la sociedad en busca de respuestas.
Sen recure a las diferentes identidades de una persona, creo que cada persona tiene su propia identidad, compuesta de diferentes identidades, cada una, con menor o mayor intensidad.
El autor dice que hay ocasiones en las que debemos plantear las diferentes opciones que tenemos y decantarnos por alguna, y que esa decisión dependerá del valor que adjudicamos a esas identidades. Cuando en realidad cada día tomamos miles de decisiones y no todas ellas de modo consciente ¿Quiere decir esto que identidades que nuestro inconsciente ha asimilado de un modo más intenso, tienen poder para elegir?¿Tienen estas identidades inconscientes algo que ver con la masificación social y mediática?
Todo trata de influencias, y como elegimos dentro de restricciones particulares, la manera que tenemos de vernos puede influir tanto como las influencias externas sobre nuestra razón práctica, pero no sabemos en qué dirección. Por ese motivo la necesidad de pensar se introduce de modo decisivo en las elecciones basadas en la identidad. A menudo la gente piensa en su territorio-comunidad como una extensión del yo. Versiones del pensamiento comunitarista suponen que la identidad con la propia comunidad debe ser la identidad dominante que tiene una persona. Esto se relaciona con dos razonamientos:
-1.Que una persona no puede concebir otras identidades independientes a la comunidad y que a su vez ésta determina sus patrones de razonamiento y ética que tiene a su disposición.
-2.Que dice que la identidad es cuestión de descubrimiento y que la identidad comunitaria si se hicieran comprobaciones saldría victoriosa en cuanto a importancia.
Respecto a la segunda tesis, Sen nos dice que no podemos “descubrir” cuál es la verdadera identidad de cada uno, sino que debemos, mediante decisiones (qué y cómo) dar cavidad a nuestras diferentes lealtades en la vida. Y darnos cuenta de que la comunidad no puede resolver quienes somos, sino que debemos tener a las influencias como lo que son, influencias. Descubrir algo de uno mismo, no implica que ese descubrimiento nos exima de la elección.
Volviendo a la problemática de la tesis de Huntington, Sen nos muestra como incluso el punto de partida del autor de la teoría del choque de civilizaciones está equivocado. Porque parte de la idea de que se puede dividir a los habitantes del mundo en distintas civilizaciones a las que “pertenecemos”. Desde la perspectiva de Huntington, “las relaciones entre las diferentes personas del mundo pueden verse, de modo reduccionista, como relaciones entre las respectivas civilizaciones a las que supuestamente pertenecen”. Hay que ser cuidadosos pues incluso quien se opone a esta tesis, si lo hace partiendo desde el mismo punto de vista, reduciéndolo todo a clasificaciones en civilizaciones, pueden contribuir a su sustento. El camino hacia el entendimiento de la población mundial no es la división civilizacional, que además de ir en contra de nuestra humanidad compartida, debilita el resto de nuestras identidades. “La pobreza descriptiva del enfoque va más allá de su errónea confianza en la singularidad”. Huntington dice que Occidente era Occidente antes de ser moderno, alegando “un sentido de individualismo y una tradición de derechos y libertades individuales únicos entre las sociedades civilizadas” pero en realidad en el análisis cultural de Occidente la idea de la división de civilizaciones no está tan arraigada. Un ejemplo de ello lo tenemos en” la decadencia de Occidente” de Oswald Spengler en el que sostiene que podríamos imaginar a los filósofos clásicos: Sócrates, Epicuro y Diógenes sentados en la ribera del Ganges, mientras que en una gran ciudad occidental sería un tonto sin importancia.
De la misma manera, la tesis de Huntington no se sostiene empíricamente, aunque si que es veraz que la tolerancia y la libertad son los principales logros de la Europa moderna. Aún así no podemos ver una línea divisoria única y milenaria. Según Sen, la defensa de la libertad y la tolerancia ha sido mundial, y no solo occidental como propone Huntington. A menudo se ha considerado que la democracia es una idea occidental, que nada tiene que ver con el mundo no occidental y del mismo modo, se manifiestan dudas acerca de que las naciones occidentales puedan “imponer” la democracia. De todas formas, la idea de imposición implica pensar que la democracia pertenece a Occidente, esencialmente occidental, con su origen y florecimiento solo en Occidente.
No hay duda de que los conceptos modernos de democracia y deliberación pública han sido influenciados por lo análisis y las experiencias europeas (ilustración) y estadounidenses en los últimos siglos. Muy extraño sería extrapolar estas experiencias recientes al pasado para construir una dicotomía esencial entre Occidente y no Occidente. La creencia en la naturaleza occidental de la democracia se vincula a la primera democracia de Grecia, la que fue trascendental, pero Sen desconfía de los siguientes pasos de la democracia hasta llegar a nuestros días y a la suposición de que ésta es tan solo occidental o europea. Y nos da tres razones:
-1. Arbitrariedad de la clasificación de las civilizaciones en términos raciales.
-2. El modo de retomar la democracia griega: no hay datos de que este modelo fuese recogido por los países al oeste de Grecia y roma. Mientras que en Asia si que incorporaron elementos de ella.
-3. La democracia no solo son votos y elecciones, también razonamiento y deliberación públicos.
La idea de democracia es perteneciente a todo el mundo, no solo al mundo occidental.
Hay que tener en cuenta que el Renacimiento y la Ilustración europeos, tuvieron un gran aporte de las ciencias no occidentales, aunque también es cierto que ha habido en los últimos siglos un gran progreso de ideas y conocimientos en Europa y Estados Unidos. Sen le concede crédito al mundo occidental por sus logros en el Renacimiento, la Ilustración y la Revolución Industrial por transformar la naturaleza de la civilización mundial. Pero califica de grave ilusión pensar que fue tan solo Occidente, quien trajo el florecimiento.
Amartya piensa que la creencia en la división civilizacional es imperfecta por dos razones:
-1. El problema metodológico: en el que se presupone que la identidad de civilización debe enterrar las otras identidades del sujeto. Pues aquellos que fomentan la violencia sectaria, tratan de imponer una sola identidad disgregadora.
-2. La división entre civilizaciones se basa en descripciones toscas y ningún conocimiento histórico.
Las recientes tesis del choque de civilizaciones, tienden a basarse en la diferencia de religión como la característica central de las diferentes culturas. Además de concebir a los humanos en una sola filiación y no considerar la interrelación entre las supuestas diferentes civilizaciones, estas teorías fallan también al no considerar la heterogeneidad de las religiones que tienen todos los países y casi todas las civilizaciones. No podemos asignar una religión única a una civilización o país y mucho menos considerarlo como lo más importante.
Actualmente, es muy común en el análisis cultural considerar a los individuos según sus filiaciones religiosas. Pero ¿Es una manera útil de comprender la humanidad? Definitivamente no. Cae el en mismo error, no se puede ver al ser humano en una única filiación. Según Sen:”la necesidad crucial de registrar las identidades plurales de las personas y su elección de prioridades tiene más valor que el reemplazo de las clasificaciones civilizacionales por una categorización basada en la religión”. Cada vez es más común el uso de las identidades religiosas como principio esencial de clasificación, y esto genera mucha torpeza en el análisis social y una gran pérdida de comprensión, pues una cosa es las diversas lealtades de una persona y otra, su identidad religiosa en particular. Centrarse tan solo en la religión de una persona hace que nos perdamos el resto de sí y sus preocupaciones.
Hay diferencias en el comportamiento social de las personas que pertenecen a una misma religión, pero no deben verse simplemente como rasgos de un nuevo fenómeno producto de la modernidad, sino como una decisión de estilo de vida. Las actitudes ante la tolerancia religiosa han tenido una gran importancia en la historia del mundo, aunque se puede encontrar muchas diferencias entre las personas de una misma religión, pues ser de una religión u otra no supone una identidad capaz de abarcar todos los aspectos de la vida de una persona. Un individuo tiene la suficiente libertad independientemente de la fe que tenga, para tomar sus propias decisiones.
También hay que distinguir entre:
-1. Ver a una persona en términos de su religión unicamente.
-2. Comprender y tomar en cuenta las filiaciones que esa persona pueda tener.
Y hay también razones para hacerlo:
-1. El valor del conocimiento de lo que está pasando. Comprender las consecuencias de los pensamientos y las acciones, que consiste en no confundir “el papel de una identidad religiosa particular y las diversas prioridades que una persona de esa religión particular podría elegir.
-2. La distinción es importante contra la politización de la religión en un mundo cada vez más polarizado.
-3. Nos permite comprender mejor lo que pasa dentro de los países encasillados religiosamente por lo demás, como si con esa casilla se pudiese explicar los desarrollos intelectuales que hoy tiene allí.
-4. Hay que tenerla en cuenta en las batallas contra el terrorismo que se dan hoy y que tienen efectos muy contraproducentes.
El terrorismo y los conflictos crean en la sociedad actual una gran ansiedad, pues las amenazas son reales y hay que hacer algo para superar éstos peligros. Han sido tomadas medidas de intervención militar que poco o nada han ayudado. Pero aquí hay aspectos más interesantes del enfoque global como la consideración de políticas públicas relacionadas con la cultura y la sociedad civil. La división religiosa del mundo da como resultado una concepción falsa de los pueblos y sus relaciones e intensifica las distinciones particulares y que excluye lo verdaderamente importante.
El efecto del enfoque político y de las políticas institucionales en la religión ha sido fortalecer la voz de las autoridades religiosas, quitándosela a los movimientos e instituciones que no lo son. Pensar el ser humano en una única singularidad identificativa hace dificultosa la superación del terrorismo y la creación de un mundo sin violencia de base ideológica. Y que los reclutadores de terroristas pretendan hacer olvidar, las otras identidades de los reclutas y el deber (y derecho) de tomar decisiones acerca de moralidad y política además de la responsabilidad que conlleva, no ayuda nada. “Al desacreditar las identidades política y social por oposición a la identidad religiosa, la sociedad civil ha sido la perdedora, precisamente en un momento en que existe una apremiante necesidad de fortalecerla”.
Muchos son los que reniegan del occidentalismo y de las ideas occidentales. Esto es debido en parte al colonialismo, pues durante siglos, el imperialismo occidental generó una obsesión con Occidente que se manifestaba en imitación u hostilidad. También hay que reconocer los graves abusos a los que fueron sometidos, como el maltrato, la explotación o la humillación, junto con un sentimiento de inferioridad, que hoy animan a los antioccidentalistas. Pero debemos darnos cuenta de que el ojo por ojo no sirve de nada y que llevar una vida dominada por el resentimiento es injusto para con uno mismo. Según Sen, la mente colonizada se obsesiona parasitariamente con sus potencias coloniales y esto es malo para la autocomprensión, creando una “autopercepción reactiva” que se inmiscuye en los asuntos actuales y provocando:
-1.innecesariamente alentar una hostilidad hacia ideas mundiales que se creen tan solo occidentales.
-2.la lectura errónea de la historia científica e intelectual.
-3.incrementar el fundamentalismo religioso y el terrorismo internacional.
Estos puntos de vista “antioccidentales” realmente son un intento de independización del dominio colonial que puede verse como una especia de venganza de Occidente y la búsqueda de justicia. Más positivamente puede manifestarse intentando alcanzar Occidente. Una reacción a la afirmación de que Occidente es la cuna de la libertad y la democracia, se define como “valores asiáticos” que se supone atesoran la disciplina y el orden.
Por otra parte Amartya cuenta que el ministro de Relaciones Exteriores de Singapur advirtió que “el reconocimiento universal del ideal de derechos humanos puede ser dañino si el universalismo es utilizado para negar o enmascarar la diversidad”. Pero a mí no me queda muy claro, qué es más importante la diversidad o los derechos humanos, primero hay que proteger la integridad de los seres humanos y luego la diversidad, no me parecen permisibles algunos aspectos de ciertas culturas y realmente no me vale con decir:¿qué problema hay? Es su cultura…no me parece normal la circuncisión femenina, ni la lapidación pública, de hecho creo que los derechos humanos son UNIVERSALES y están por encima de la cultura de cada uno. Es como si yo ahora (en nombre de un supuesto dios) escribo un libro donde ponga que hay que cortar el glande a todos los hombres.
En el último siglo el continente más turbulento ha sido África, pues ha tenido que sufrir la dominación occidental y su papel obstaculizante del desarrollo y crecimiento de las economías africanas (límites artificiales, mercados de exportación y el peso de las deudas) además de la guerra fría que se libró allí con sus correspondientes dictadores apoyados pos superpotencias. Por suerte esto está cambiando gracias al postapartheid. Pero la presencia militar de Occidente en África ahora es como principal proveedor de armas (la mitad estadounidenses) usadas, en su mayoría, para perpetuar conflictos internos que tienen graves consecuencias en el sistema de gobierno, la sociedad y sobre todo en el campo económico. “La necesidad de poner límites al comercio masivo internacional de armas es extremadamente imperiosa”.
La esencia antioccidental de los movimientos fundamentalista depende, según Amartya, de Occidente, pues verse a sí mismo como el “otro” provoca el fomento de valores contra las concepciones e intereses occidentales y hace que los antioccidentalistas olviden otros aspectos de sí mismos. Algunos de estos movimientos fundamentalistas islámicos se fabrican una visión negativa de Occidente.
El mundo ha legado, según Sen, a la conclusión de que la cultura importa. Pero “cuando se combina una percepción vaga de la cultura con el fatalismo acerca del poder dominante de la cultura, nos vemos llevados a ser esclavos imaginarios de una fuerza ilusoria”. No obstante las generalizaciones culturales simples son peligrosas, por su eficacia al determinar nuestra manera de pensar. Esa peligrosidad radica en la abundancia de las generalizaciones que están tanto en las convicciones populares, como en la comunicación informal.
De éstas generalizaciones nacen creencias implícitas y distorsionadas, y cuando hay una correlación accidental entre el prejuicio cultural y la observación social, nace una teoría, y es posible que se niegue a morir. “Las teorías tienen vida propia, independientemente del mundo fenoménico realmente observable.
A veces, dice Amartya, el fanatismo cultural y la tiranía política se convierte en algo inseparable. Las diferencias entre gobernador y gobernado combinadas con el prejuicio cultural, pueden usarse para justificar los fallos de gobierno y las políticas públicas. Esto ocurre porque estamos acostumbrados a no culpar al gobierno, sino a la cultura de los ciudadanos.
Los factores culturales no funcionan aislados de las influencias políticas, económicas y sociales, y además pueden cambiar. No cabe duda en que las cuestiones culturales contribuyen en nuestra concepción del mundo y que esta concepción incluye el proceso de desarrollo y la naturaleza de nuestra identidad.
Tenemos que aprender a separar la cultura de la ilusión del destino, pues según el autor, facilita la comprensión del cambio social cuando lo situamos junto a procesos sociales interactivos e influencias. Así como la educación tiene influencia sobre la cultura, la cultura puede tener impacto en las políticas educacionales. La interacción entre culturas y experiencias pueden traer consigo grandes efectos prácticos. En éste sentido, hay que fijar nuestra atención en las interrelaciones culturales pues puede, visto con amplitud, ser el modo de fomentar nuestra comprensión del cambio y el desarrollo.La ilusión del destino puede ser muy debilitante porque genera un sentimiento de fatalismo y resignación entre los individuos no favorecidos.
La cultura que poseamos tiene una gran influencia en nuestra forma de pensar, actuar, e incluso, en nuestra calidad de vida. Y también puede influir en nuestro sentido de identidad. La cultura no es algo inexorable, ni un determinante crítico y tiene una estrecha relación con los problemas sociales.
Nuestras identidades culturales no están aisladas de otras influencias sobre nuestras precepciones y prioridades. La cultura importa, pero los demás aspectos de una persona como la raza, la clase, el género, la profesión, la política…también. Además la cultura no es un atributo homogéneo. Quienes están a favor del determinismo cultural, piensan una cultura como homogénea, sin darse cuenta de que hay más cosas que la cultura y de que de todos modos ésta no es exactamente la misma para todos ( aunque vivas en el mismo marco cultural que el vecino, no tienes porque actuar o pensar de igual modo). No hay que pensar la cultura como algo sólido, sino con liquidez, pues ésta no es estática y no puede considerarse como algo aislado, sino como algo relacionado con las demás influencias.
También hay que distinguir entre la idea de “libertad cultural”, en la que destaca nuestra libertad para continuar con nuestras prioridades o cambiarlas, y la de “valorar la conservación cultural” que ahora es cuestión de la retórica del multiculturalismo. Tenemos que hacer un examen de la relación entre la libertad cultural y las prioridades del multiculturalismo. Hoy en día en multiculturalismo ha ganado mucho poder como eslogan. Necesitamos distinguir la importancia de la libertad cultural y la celebración de cualquier forma de herencia cultural.
A menudo la atención se ha centrado en la necesidad de la conservación de la cultura y esque la libertad cultural puede incluir la crítica de las tradiciones pasadas. En palabras del autor:”Si la libertad de la decisión humana es importante, los resultados de un ejercicio razonado de esa libertad debe ser valorados, y no negados en nombre de un impuesto e incuestionado conservacionismo. El vínculo crítico incluye nuestra habilidad de considerar opciones alternativas, de comprender qué elecciones abarca y, luego, decidir qué podemos elegir”.
Debemos ver la diversidad como un abanico de posibles elecciones, pues poder elegir es importante para la libertad cultural. Pero tenemos que ver de qué forma está esa diversidad.
La libertad no es un comodín para justificar todo, hay que evaluar cómo se utilizaría esa posibilidad de elección si ésta estuviera dentro del abanico. Y del mismo modo, tenemos que dejar que cada uno encuentre, gracias a su propia razón y crítica, su propia elección y ese abanico tiene que estar a los ojos de toda persona, sea como sea, viva donde viva, tenga la edad que tenga. La educación debería abrirlo para poder elegir lo que queramos ser y no convertirnos al dogmatismo nada más nacer. Una persona debería poder ser como eligiese ser.
Otro tema, son las enormes desigualdades de oportunidades de las personas, que han hecho despertar el escepticismo hacia la globalización y su capacidad para atender los intereses de los desamparados. Hay quien percibe en estas desigualdades el fracaso del intento de una identidad global y la introducción de una fuerza moral conjunta con ella. No debemos según Amartya echarle toda la culpa a la globalización, los fracasos son también de acuerdos sociales, políticos y económicos.
Aunque los movimientos antiglobalización aportan debates públicos que ayudan a la persona de a pie a cuestionarse la sociedad e intentar superar los problemas existentes y de esta forma usar (algo muy en des-uso) la principal característica de la democracia, el razonamiento público.
Anthony Giddens en su libro “un mundo desbocado”, también nos habla de la globalización y sus efectos. Divide en dos grupos opuestos las posturas acerca de la globalización:
-Los escépticos: que no creen que la globalización exista.
-Los radicales: en donde se sitúa él mismo, que piensan que su existencia es real y que es evidente que existe.
Ambos autores coinciden en que la globalización puesta en práctica, se convierte en una paradoja que actúa al contrario de cómo debería actuar, esto es:
-Para Sen, el movimiento antiglobalización se convierte en global cuando el descontento traspasa fronteras y genera la participación de todo el mundo.
-Para Giddens, estamos ante una “colonización inversa” que nunca antes se había dado y que consiste en que países no occidentales influyen en algunos aspectos de Occidente. Además de la aparición de las sociedades cosmopolitas que surgen de la heterogeneidad de influencias.
Dentro de la globalización, hay una serie de interacciones globales, que van desde la expansión de influencias científicas y culturales, hasta las relaciones económicas y comerciales en todo el mundo. El rechazo a éste modelo, conlleva la eliminación de los movimientos de ideas, la comprensión y el conocimiento.
Normalmente la globalización, es percibida como un proceso de occidentalización,(incluso de americanización, según Giddens) pero este proceso a su vez puede ser percibido como una especie de regalo de Occidente, o como una continuación del imperialismo occidental. Pero Sen dice que no se trata de un nuevo fenómeno sino que siempre ha existido, desde que el hombre viaja.
Existe en el mundo actual una fuerte demanda de multiculturalismo. El crecimiento de interacciones globales, ha puesto en relación las diferentes culturas y sus prácticas. Y esta hibridación hace casi imposible identificar una “cultura local” como originaria. Es importante distinguir entre “multiculturalismo” y “monoculturalismo plural”. La gran diferencia es el modo que tiene de coexistir dentro de un mismo espacio las personas de distintas culturas entre ellas: si la relación es fluida y las dos partes aprenden de los dos es “multiculturalismo”, mientras que si se mantienen alejados y no hay ningún tipo de intercambio entre ellos es “monoculturalismo plural”.
No podemos predeterminar a alguien basándonos en la comunidad a la que “pertenezca”.
Mi conclusión de todos estos temas, es que debemos estar abiertos a todo y a todos, aprender a utilizar nuestro sentido crítico (no solo con los otros, sino con nosotros mismos, que en el fondo es lo mismo) e ir elaborando nuestra propia visión del mundo, dejando a un lado los prejuicios aprendidos hasta ahora e intentando entender el funcionamiento de nuestro hogar para, quién sabe, algún día, ser capaz de abrir la mente (y el abanico) a otras personas.
Un largo camino empieza… (“caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.)
FILOSOFÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
1º FILOSOFÍA
UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
2008