Caminé por la vereda del río.
Cuando aún brillaba el sol.
Me dejé inundar de su calor.
Me senté en lo alto del muro,
me quité la chaqueta
y me encendí un cigarro.
A mi lado una chica
leía un libro
tras unas enormes gafas oscuras.
Comenzó a llegar gente,
apagué mi cigaro
y seguí caminando.
Vi a un señor en un banco
con su perro,
gente corriendo
y alguno en bicicleta.
Pasé por los embarcaderos.
Un pescador con su gorro
y un par de parejas.
Pimavera, si. Y los chopos
esparciendo nieves de polen.
Más gente corriendo.
Y en la hierba
otro par de dos
que se revuelcan y ríen.
Historias pintadas
debajo de los puentes.
Tres gatos en celo que juegan.
Y tres ancianas sentadas
que discuten aún
estando de acuedo.
El semáforo en rojo
y a mi lado pasa un roller
con patines rojos.
Se pone en verde.
Y me voy a casa.
Cuando aún brillaba el sol.
Me dejé inundar de su calor.
Me senté en lo alto del muro,
me quité la chaqueta
y me encendí un cigarro.
A mi lado una chica
leía un libro
tras unas enormes gafas oscuras.
Comenzó a llegar gente,
apagué mi cigaro
y seguí caminando.
Vi a un señor en un banco
con su perro,
gente corriendo
y alguno en bicicleta.
Pasé por los embarcaderos.
Un pescador con su gorro
y un par de parejas.
Pimavera, si. Y los chopos
esparciendo nieves de polen.
Más gente corriendo.
Y en la hierba
otro par de dos
que se revuelcan y ríen.
Historias pintadas
debajo de los puentes.
Tres gatos en celo que juegan.
Y tres ancianas sentadas
que discuten aún
estando de acuedo.
El semáforo en rojo
y a mi lado pasa un roller
con patines rojos.
Se pone en verde.
Y me voy a casa.