Calándome.



Aire húmedo de otoño.
Vuelve
como la lluvia que empieza y no para.
Como charcos pisados una y otra vez.

Hoy anduve bajo esa lluvia
calándome, mientras corría
acalorada en mi vestimenta de invierno.


Sorteando a gente con paraguas
y a los coches por la carretera.
Me sentí más viva que ellos 

y eso me gustó.

Ahora ya en casa
puede que me sienta más muerta.

Y es posible que lo esté.
Pero resurgir
es un instante.



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