5 caladas.

Otra calada,
esta vez más profunda.

Quedan cuatro.
Ya sólo tres.

Toso.
Me da una arcada.

Tiro la ceniza.
Dos.
Aceite...

Mierda, tabaco.


23 de diciembre del 2009

NI FLOWER POWER NI NADA.

No he comido, aún no he ido a casa.
Acabo de terminar de limpiar el Diapa
y me voy a hacer un peta
para que se me quite
esta soledad,
que se me agarra
y no me suelta.

Va llegando la navidad,
y yo me acatarro
y estornudo,
como si mi cuerpo
quisiera expulsar
el frío que siente.

NI FLOWER POWER NI NADA.
MI POWER HOY NO ES FLOWER.
MI FLOWER HOY NO TIENE POWER.

Necesito ropa de abrigo.
El calor de un amigo.

Crecí sin hermanos.
Y hasta que fui bien mayor,
no tuve muchos amigos.
Siempre me he sentido inferior.

Siempre, la gente
me ha echo sentir diferente.

Soy una impaciente.
Todo lo quiero urgente.
Me alimento del pasado
y vivo en el presente.

Sábado 19 de diciembre 2009

Los culpables.

Ocurrió en invierno, no podría haber sido de otra manera.
Ella los odiaba.
Eran los culpables del frío que sentía,
de los días de lluvia y zapatillas mojadas,
de la niebla húmeda y pegajosa,
de la ausencia del sol.

Los culpables de su ausencia.

Con una llamada de teléfono,
a las dos de la madrugada del 14 de diciembre
me enteré de que Marisa había muerto.

Con 29, 29 inviernos.
Joder, qué pocos duró.
Yo la quería, la amé.

Fue hace mucho tiempo ya.
Estuvimos juntos 3 años,
de los 18 hasta los 21.
Aún recuerdo su manera de tocarse el pelo,
o cuando le dio a locura y se lo tiñó de rojo.
Y porque la peluquera le dijo que para teñirse
de rosa chicle había que decolorarse que sino...
Jajaja... qué recuerdos...
Aquella tarde en el muelle,
cuando se enfadó conmigo
por tirarle una piedra
a un gato que pasaba.
Estuvo sin dirigirme
la palabra 3 horas.

Pero claro,
a esas edades
3 horas
no significan nada.
O quizá
lo lleguen a significar
todo.

3 horas, 3 años.
El resto de mi vida sin ella.

En estos 8 años no sé qué pudo haberle pasado.
Le perdí la pista
y ella me la perdió a mí.
Nos la perdimos porque quisimos.
Porque buscábamos algo más.
Algo más de lo que ya teníamos.

Y yo me perdí.
Y vinieron a buscarme.
Y me encontraron y me fui.
Y cuando ella vino por mí,
yo ya no estaba me había ido.
Cosas del destino.

Marisa me quería a mí
a quién sino.
Me contó Isabel
cuando me llamó.
Pero fue ella
quien me dejó.

¿Por qué lo hizo?
Le pregunté a Isabel.
¿Dejó algo?¿Llevaba algo?
Isabel hizo una pausa.
Sólo encontraron una pulsera
de cuero rota
en el bolsillo de su pantalón.
¿Qué pulsera, Isabel?
¿Las de aquel día en Astorga?

Ella la había conservado
todo este tiempo,
estos 8 años
¿Dónde estaría la mía?

Pensé que me habría olvidado.
Pensé que otro la amaría como yo
lo hacía.
O quizá mejor.
Quizá ella también lo pensó
y por eso me dejó.

Pero no.
Ella nunca me olvidó.
Y nunca nadie la amó como lo
hice yo.

Y tras 8 años sin vernos, Marisa,
se suicidó.
Abrió su balcón
y saltó.

jueves 17 de diciembre 2009.


Iras.

Harta de vivir entre mentiras.
Entre miradas vacías.
Entre llamadas perdidas.
Entre esperanzas vencidas.
Entre infancias tardías.
Entre tus caricias,
y tus despedidas.
Entre tus idas y venidas.
Entre tus muchas vidas.

jueves 17 de diciembre 2009

Enfadada, no.

Enfadada, no.
Estoy triste.
Decepcionada.

Engañada, no.
No lo prometiste.
Desilusionada.

Si nada existió.
Si mi vida es un chiste.
Palabras desde la nada.

Una voz.
Que ya no existe.
Que se apaga.


viernes 11 de diciembre 2009 7:39 am

Los días, Los días duran poco en invierno.

En la calle,
hoy todo parece fluir.
Se camina,
con o sin rumbo.
Bajo el sol,
que desvaneciéndose,
trae ya,
la noche.

Los días,
duran poco en invierno.
La gente,
se apresura para huir.

Idas y venidas,
sin sentido.
Sin camino ni recorrido.
Idas y venidas contra el hastío.
Contra la monotonía de lo vivido.

Tú, yo.Todo cambió.

Sigues siendo el mismo, supongo.
Quizá la que haya cambiado soy yo.
Donde siempre y como siempre, estábamos.
Pero no fue como había sido siempre.

Yo no podía dejar de mirarte,
de escucharte,
de escuchar esas palabras
que tantas veces había oído.
Me quedé sintiendo sin sentido.

Cada gesto tuyo,
invocaba un recuerdo.
Y tus rojizos labios,
los te amos susurrados.

Tus susurros ya tienen otra ama.

Y a mí ya nadie me calma.

Y es que, joder,
te veo y se me inunda el alma.


Ya no es lo que era.

La gente cambia,
los días pasan,
la vida es corta.
Aunque a veces,
nos parece
muy larga.

Son las noches
amargas.
Son las voces
de alarma.

Los sueños,
que se apagan.

El continuo brillo
en mi mirada.

Las pestañas,
cansadas...

¿Y después?

¿Y después?
Después quédate.
Quédate conmigo,
dentro de mí quédate,
conmigo, después.

No te vayas.
Quiero que te quedes.
Que me mires después.
Dentro de mí.
Conmigo, quédate.

No te alejes.
Que no quiero que me dejes.
Y mírame después.
Dentro de mí, mírame.
Quédate, conmigo,
después.



2 de Diciembre del 2009.